martes, 21 de junio de 2016

Notas rapidas sobre la Sola Scriptura


Notas rapidas sobre la Sola Scriptura

Por Russell Thibodeaux

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17 Reina Valera 1960)

Esta será el octavo y final artículo en esta serie particular sobre la Sola Scriptura (“Solo la Biblia”). Hoy hablaremos específicamente sobre un argumento que es comúnmente usado por católicos (y también por otros). Muchos enemigos de la Sola Scriptura consideran a este argumento como el super, knockeado-de-un-golpe, y el-gran-padre-de-todos-los-argumentos en contra de la enseñanza de la Sola Scriptura. Este es el argumento del canon (i.e. la lista de los libros contenidos en las Escrituras). Y va algo así:

Argumento #8 ¿Como alguien puede creer en la suficiencia de la Sola Scritura cuando la Biblia nunca siquiera revela su propio canon? Necesitamos saber lo que el canon es con absoluta certeza, y ya que no esta en la Biblia, necesitamos otra fuente infalible para que nos lo diga.

Otra vez, recordemos la definición de la Sola Scriptura… que la Biblia es la única regla infalible de fe para la Iglesia hoy. Y es por eso, que es nuestro máximo estándar moral. Pero esto no quiere decir que la Biblia tiene que ser una fuente exhaustiva de cada dato espiritual que hay alguna vez existido.

Es verdad que la Biblia no contiene una lista específica de todos sus libros. Dios ciertamente escogió no colocar tal lista dentro de sus páginas, pero esto no convierte a la Biblia como insuficiente regla de fe  (como es evidente en 2 Timoteo 3:16-17).

Pero para comenzar, la premisa del “argumento del canon” es incorrecta. Todo este argumento está ASUMIENDO la necesidad de una “certeza infalible”. De eso en realidad se trata ese argumento, y esta “necesidad” es una suposición bastante extendida en la Iglesia Católica Romana. Pero este artículo no es sobre QUIEN definió el canon… sino que trata de COMO nosotros conseguimos el canon… ni siquiera es sobre CUAL es el verdadero canon. Es simplemente para demostrar que: 1) el canon NO NECESITA ser enlistado en al Biblia y 2) los católicos realmente no tienen la certeza que ellos afirman tener.

Los católicos a menudo se jactan de su certeza infalible, pero si la certeza infalible sobre el canon es tan importante para la Iglesia Católica, entonces ¿Porque el canon no fue “infaliblemente” definido hasta el Concilio de Trento en 1546? Parece que la Iglesia Católica habla mucho, pero ha hecho un trabajo muy pobre en proveer a sus miembros con alguna certeza real, mucho menos con la certeza que ella tan orgullosamente afirma. Por los 1500 primeros años de la Iglesia, la Tradición Católica fallo en proveer certeza infalible en el asunto del canon. No solo eso, sino que el presente canon tiene algunos temas problemáticos (ver los links abajo). Así qué, este argumento sobre la “certeza-infalible-sobre-el-canon” suena bien, pero es un engaño.

También vea estos artículos:



Así que tenemos razones para cuestionar la afirmación católica sobre la certeza sobre el canon. Pero también tenemos razones para cuestionar su afirmación de haber interpretado  infaliblemente ciertos versículos de la Biblia. Hay as de 31000 versículos en la Biblia, y solo un pequeñísimo porcentaje de estos versos han sido “infaliblemente“ interpretados  por la Iglesia Católica. Los apologistas católicos están en desacuerdo sobre el real número de estos versos  (algunos dicen 8, algunos dicen 11, algunos dicen 20, etc.), pero aun si hubieran 100 versos que la Iglesia hubiera oficialmente e “infaliblemente” interpretado a través de los siglos, eso aun solo sería ¡Alrededor del 0,003% de la Biblia infaliblemente interpretada!

Para captar la idea de este porcentaje, eso equivaldría a solo 16 pies de toda una milla completa, o solo 26 horas de todo un año entero. Si tuviéramos una empresa de 2000 empleados, esto sería como que solo 6 de ellos vengan a trabajar. De nuevo, estos ejemplos representan un porcentaje extremadamente pequeño de versículos de la Biblia que llevan la garantía de la Iglesia en que han sido correctamente interpretados. Esto es bastante débil para un grupo que bastante a menudo se mofa de los protestantes por su “falta de certeza”.

¿Solamente 100 versículos en 2000 años? Si este es el indicador de la tasa de progreso para la “certeza infalible”, en la Iglesia Católica, entonces, anímense queridos católicos, -- ¡solo les queda medio millón de años o (620000 para ser exactos) para logar completar la certeza infalible de toda la Biblia! Esto difícilmente resultara confortante para los católicos. Si la Iglesia Católica es todo lo que ella reclama ser, y esta realmente preocupada en dar a su gente “certeza infalible“ sin duda pudo haber hecho algo mejor que esto en 2000 años.

En primer lugar si la Iglesia Católica siente la necesidad de interpretar infaliblemente las Escrituras, entonces ¿Porque tan pocos versículos? ¿Por qué no toda la Biblia, o por lo menos la mayoría de ella? ¿Y no es interesante como ciertos conceptos únicamente católicos (sin embargo anti bíblicos) se han hecho espacio en este lista de enseñanzas “infalibles” (e.g., La Inmaculada Concepción, y la Asunción de María, etc.) ¿Soy solo yo, o esto le parece sospechoso a alguien más? ¿Están perfectamente satisfechos con solo algunos versículos interpretados de esta manera, siempre y cuando sus doctrinas favoritas pueden lograr el “status de infalibles”?

Los apologistas católicos pueden objetar y decir que nunca fue la intención de la Iglesia interpretar infaliblemente TODA la Biblia y que ellos solo hacen esto cuando las disputas se levantan. Pero muchas, muchas disputas se han levantado a través de los siglos que nunca terminaron  en la categoría de “infaliblemente declarado”, así que esta no es una opción válida.

Irónicamente, hay mucha confusión y desacuerdo sobre esto, aun entre líderes católicos y apologistas. Los católicos admitirán que este tema es complejo y de diferentes estratos, y nadie parece ser capaz de decir exactamente cuales afirmaciones son consideradas apropiadamente “infalibles”. Este hecho simplemente enfatiza a todos, aun mas, que la gran “certeza” que la Iglesia Católica se jacta es puramente fantasía.

Otro problema con el argumento del canon es que muchos (sino la mayoría) de los católicos hoy parece creer en la posición de la “suficiencia material”. Esta posición afirma que la Biblia tiene todo lo necesario “materialmente” en ella. Si eso es verdad, entonces en canon (que no está en ella) no NECESITA estar en la Biblia. Así que si esta posición de la “suficiencia material” es correcta, el argumento del canon contra la Sola Scriptura no puede ser verdad. Nadie puede creer en el argumento del canon y en la posición de la “suficiencia material“ al mismo tiempo.

Una objeción en contra del argumento del canon es que si una regla de fe (la Biblia) debe tener una lista de contenidos (el canon) entonces ¿Qué acerca de la particular regla fe de la Iglesia Católica? ¿Dónde está el “canon” de la Tradición Católica? No existe. Así que, si el concepto de Sola Scriptura falla porque no tiene una lista de sus propios libros infalibles, entonces la Tradición también falla  ya que  tampoco enlista sus propios contenidos. Ellos aplican la regla para unos y para otros no.

En conclusión, este “padre de todos los argumentos” está basado en la falsa premisa que nosotros DEBEMOS tener “certeza infalible” sobre el canon. Pero el hecho es, solo Dios puede tener este tipo de certeza. Nosotros, no. Sin embargo, por Su gracia, nosotros los seres humanos tenemos razonable y suficiente certeza en los libros inspirados por Dios. Él nos da la libertad de investigar otras fuentes (e.g la historia de la Iglesia, los padres, etc.), usar discernimiento, evaluar la evidencia disponible, y usar nuestras mentes falibles para llegar a una conclusión razonable.

Así que, el hecho de que el canon no está específicamente enlistado dentro de las páginas de la Escritura no afecta nada a la suficiencia de la Biblia como nuestra Máxima Regla de Fe.

Tradución: Marcos Zuñiga.

domingo, 19 de junio de 2016

La Sucesión Apostólica


La Sucesión Apostólica

Por Eric Svendsen

Otro tema de importancia en la discusión es la enseñanza católica de la sucesión apostólica. Los católicos romanos creen que hay una línea ininterrumpida de sucesión papal desde Pedro hasta el presente. Ellos argumentan que ya que la idea de la sucesión apostólica puede ser hallada en los escritos de los tempranos padres de la iglesia y estos afirman ser capaces de rastrear a los sucesores todo el camino hacia atrás hasta Pedro, la sucesión apostólica, por tanto debe haber sido enseñada por los apóstoles. Esta aseveración es refutada en varios puntos.

Para comenzar, no es cierto que meramente porque uno puede hallar evidencia patrística para la sucesión apostólica, por tanto la sucesión apostólica debe ser de origen divino. Scott Hahn, por ejemplo, cita a Ireneo, quien afirma que puede nombrar a cada sucesor de Pedro hasta su día.

“Esta dentro del poder de todos, por tanto, en cada iglesia, que pueda desear ver la verdad, para contemplar claramente la tradición de los apóstoles manifestada a través del mundo entero; y estamos en una posición para considerar a aquellos que fueron instituidos obispos los apóstoles en las iglesias, y (para demostrar) la sucesión de estos hombres a nuestros propios tiempos…. (hacemos esto, digo,) al indicar que la tradición derivada de los apóstoles, de la grandiosa, la muy antigua, iglesia universalmente conocida fundada y organizada en Roma por dos de los mas gloriosos apóstoles, Pedro y Pablo; como también (al señalar) la fe predicada a los hombres, la cual viene a nuestro tiempo por medio de la sucesión de obispos…. Los santos apóstoles, entonces, luego de haber fundado y edificado la Iglesia, entregaron el servicio del episcopado a Lino…. Anacleto lo sucedió. Después de él, en tercer lugar desde los Apóstoles, Clemente heredó el episcopado… A Clemente sucedió Evaristo, a Evaristo Alejandro, y luego, sexto a partir de los Apóstoles, fue constituido Sixto. En seguida Telesforo, el cual también sufrió gloriosamente el martirio; siguió Higinio, después Pío, después Aniceto. Habiendo Sotero sucedido a Aniceto, en este momento Eleuterio tiene el duodécimo lugar desde los Apóstoles, tiene la herencia del episcopado. En este orden, y por esta sucesión, la tradición eclesiástica del os apóstoles, y la predicación d la verdad, ha llegado hasta nosotros” (Ireneo, En contra de las Herejías, Libro III, 3:1-3)

Hahn parece creer que esta afirmación provee prueba indisputable para su premisa de que la sucesión apostólica es de origen divino. Pero de hecho, esta no prueba nada por el estilo. Hahn primero asume la infalibilidad de Ireneo para poder probar la apostolicidad de la sucesión apostólica. Luego el argumenta que ya que algunos de los padres más tempranos creyeron en la sucesión apostólica (viz., Ireneo), ésta por tanto debe ser de origen apostólica. Hahn es culpable de ignorar la pregunta. Él primero asume algo que él mas adelante trata de probar basado en las implicaciones de su suposición previa. Él, en efecto, está argumentando en círculo.

La cita de Ireneo solo prueba que Ireneo creía en la sucesión apostólica. Ireneo estaba expresando su propia opinión, y su opinión estaba equivocada en muchos temas. Uno de esos temas es la edad de Jesús cuando fue crucificado. El título de su capítulo 22, libro 2, de En Contra de las Herejías, dice:  

“Los treinta eones no son tipificados por el hecho que Cristo fue bautizado cuando tenia treinta años: él no sufrió en el mes doceavo su bautismo, pero tuvo más de cincuenta años cuando murió”

Ireneo procedió a defender su tesis en contra de las herejías gnósticas primero usando una lógica dudosa, ¡Y luego apelando a la tradición de los mismos apóstoles!

“Siendo un Amo, por tanto (Jesús) también poseyó la edad de un Amo,… santificando cada edad,…Porque Él vino a salvar a todos… infantes, y niños, y jóvenes, y viejos. Él  por tanto paso a través de cada edad, volviéndose un infante para infantes, de esa manera santificando a los infantes; un niño para los niños, de esa manera santificando a aquellos que son de esa edad,...  De la misma manera él fue viejo para los viejos, de manera que pueda ser un Amo perfecto para todos y no meramente en lo que respecta a exponer la verdad, pero también a lo que respecta a la edad, santificando al mismo tiempo a los envejecidos también, y volviéndose un ejemplo para ellos de la misma manera… (Los herejes) son olvidadizos de sus propias desventajas, destruyendo Su obra completa y robándole de esa edad, la cual es ambas, más necesaria y más honorable que ningún otra; esa edad más avanzada, me refiero, durante la cual también como un maestro Él supero a todos los demás. Porque ¿Cómo él pudo haber tenido discípulos, si El no enseño? Y ¿Cómo pudo el haber enseñado, a menos que él hubiera alcanzado la edad de un Amo?... pero a partir del año cuarenta y cincuenta un hombre comienza a declinar hacia la edad mayor, la cual nuestro Señor poseyó mientras Él todavía cumplió el cargo de un Maestro, incluso como el Evangelio y todos los ancianos testifican, aquellos que son versados en Asia con Juan, el discípulo del Señor, (afirmando) que Juan les llevo a ellos la afirmación. Y que él permaneció entre ellos hasta el tiempo de Trajano. Algunos de ellos, además, vieron no solamente a Juan, pero a los otros apóstoles también, y escucharon la misma narración de ellos y llevaron el testimonio hasta (la validez) de la afirmación. ¿Entonces a quien nosotros deberíamos creer? Si a hombres como estos ¿O a  Ptolemaeus, quien nunca vio a los apóstoles y quien nunca ni aun en sus sueños obtuvo el más ligero rastro de un apóstol?” [129] (Ibíd., Libro II, 22:4-5 - Cursivas mías)

Es importante notar que Ireneo aquí habla con la misma confianza y apela a la tradición “autoritativa” como cuando él habla sobre la sucesión apostólica. De hecho, si tuviéramos solo el testimonio de Ireneo, podríamos ser compelidos a creer que todos en la iglesia temprana deberían haber creído que Jesús tenía más de cincuenta años cuando murió. Por supuesto, nadie estaría de acuerdo con la posición de Ireneo hoy, eso incluye a los apologistas católicos. Sin embargo ¿Sobre qué base pueden los apologistas católicos rechazan este testimonio mientras simultáneamente apelan al mismo padre de la iglesia quien en el mismo tratado cita la misma “tradición apostólica” en defensa de la sucesión apostólica?

El apologista católico en este punto debe tácitamente abandonar su criterio normal para determinar la verdad – esto es, el testimonio de un padre de la iglesia quien apela a la tradición entregada inalterada desde los apóstoles mismos – y abrazar decididamente un método más evangélico de juzgar los méritos de cada creencia patrística, en una base de caso por caso de acuerdo a cuan bien esa creencia es apoyada por el testimonio de las Escrituras. Al hacer eso, el apologista católico inconscientemente muestra la deficiencia de la apelación católica a la tradición apostólica, y afirma que ni Ireneo ni ningún otro padre apostólico, puede funcionar como un criterio de verdad. Solamente a la Escritura inspirada se le puede dar ese status. Es solamente por la Escritura que podemos tener certeza de la enseñanza apostólica.

Pero inclusive si nosotros concediéramos que Ireneo estaba en lo correcto en su testimonio que los apóstoles designaron sucesores después de ellos, uno debe hacerse la pregunta ¿Es posible que cada uno de los apóstoles mismos pudieron haber señalado un sucesor para ellos sin darle mayor importancia a un sucesor designado para su sucesor? Si uno mira al precedente puesto en el Antiguo Testamento, luego uno debe aceptar esta posibilidad. Dios directamente designo a Moisés para que sea el líder de Israel, y luego nombro a Josué como su sucesor. Pero los sucesores de Josué están conspicuamente ausentes de la Escritura. Más significativo todavía, cada vez que un profeta se levantó en Israel, nunca se le dijo que ordenara a Israel que restaure un sucesor de Moisés al poder. Algunas veces Israel tuvo profetas que estaban gobernando sobre ellos, alguna veces mujeres, algunas veces reyes. Pero nunca más hay una pista de un sucesor de Moisés, excepto por el Mesías mismo. Entonces, la sucesión de los apóstoles, todavía no implica una ininterrumpida sucesión, mucho menos unos sucesores ininterrumpidos e infalibles.

Sin embargo, al final del día, uno debe luchar con afirmaciones de los escritores del Nuevo Testamento que sugirieron que no habría sucesión apostólica en el sentido en que la iglesia católica la entiende. Ambos, Pedro y Pablo supieron de antemano cuando ellos partirían de esta vida. Pablo escribió a Timoteo que el tiempo de su muerte era inminente. (2 Timoteo 4:6), y Pedro escribió a la iglesia que sabía que estaba a punto de morir (2 Pedro 2:13-15) ¿Que mejor momento para introducir un sucesor que cuando está hablando de su propia muerte? Lo que es tan significativo es que ni Pedro ni Pablo ni siquiera hacen mención una vez de un sucesor. Lo que Pedro si dice sobre la guía espiritual para la iglesia después de su muerte es revelador: 

Por tanto, siempre estaré listo para recordaros estas cosas, aunque vosotros ya las sabéis y habéis sido confirmados en la verdad que está presente en vosotros. Y considero justo, mientras esté en este cuerpo, estimularos recordándoos estas cosas,  sabiendo que mi separación del cuerpo terrenal es inminente, tal como me lo ha declarado nuestro Señor Jesucristo.  También yo procuraré con diligencia, que en todo tiempo, después de mi partida, podáis recordar estas cosas (2 Pedro 1:12-15) LBLA

Lejos de ver como necesidad el designar a un sucesor, para guiar a la iglesia después de su muerte. Pedro pensó que sería más efectivo simplemente recordar a la iglesia las cosas que él ya les había enseñado. Él les recuerda de puntos cruciales escribiéndolo como Escritura. Esto es lo que Pedro hace por la iglesia para asegurarse que tendrá guía después de su muerte. La epístola entera de 2 Pedro es ese recordatorio.

No debemos perder el punto aquí. Pedro escribe estas palabras basado en ciertas suposiciones subyacentes. Uno debe preguntarse con honestidad ¿Son estas las palabras de alguien que creyó que iba a designar a otro papa como su sucesor, una persona supuestamente infalible, quien entonces guiaría a la iglesia después de su muerte? Si es así, ¡ciertamente son palabras extrañas! Debemos concluir que Pedro perdió la oportunidad de oro para designar a su sucesor. ¿No hubiera tenido más sentido (asumiendo la creencia apostólica romana en la sucesión apostólica) haber dado instrucciones explicitas a la iglesia de obedecer al nuevo papa tal como uno halla en los escritos patrísticos cuando el autor estaba a punto de ser martirizado? ¿O son más bien estas palabras de alguien que pensó que era crucial dejar un legado de instrucciones escritas para la iglesia que entonces actuarían como una guía en la ausencia de la autoridad apostólica?

La sucesión apostólica simplemente no es enseñada en el Nuevo Testamento. Mientras Pablo instruye a Timoteo que guarde el depósito de la fe que le ha sido confiado (1 Timoteo 6:20; 1 Tim 1:14), y confiar ese depósito a hombres fieles quienes también serían capaces de enseñar a otros (2 Timoteo 2:2), esto tenía que ver con el asegurarse que habrían maestros capaces que cuidarían de la verdad después que los apóstoles murieran — no que habrían sucesores designados. La idea de la sucesión apostólica es un concepto que hubiera sido bastante ajeno a los apóstoles; y ciertamente nunca se vio reflejado en sus enseñanzas.

Notas

127 ¿Solo la Biblia?

128 Ireneo, En contra  de las Herejías, Libro III, 3:1-3.

129 Ibíd., Libro II, 22:4-5.

130 Otro ejemplo de tradición apostólica que contradice la creencia católica romana contemporánea había sido supuestamente dado por Papias. “Papias quien ahora es mencionado por nosotros, afirma que el recibió los dichos de los apóstoles de aquellos que fueron acompañantes de ellos, el además afirma que le escucho en persona a Ariston y al presbítero John. En consecuencia el  los menciona frecuentemente por nombre, y en sus escritos el da sus tradiciones… La misma persona, también, ha establecido otras cosas como procedentes de las tradiciones no escritas, entre estas algunas parábolas extrañas e instrucciones del Salvador, y otras cosas de más fabulosa naturaleza. Entre estas dice que habrá un milenio después de la resurrección de los muertos, cuando el reinando personal de Cristo sea establecido en este tierra” (Fragmentos de Papias: De la Exposición de los Oráculos del Señor, VI: 10-13). La “tradición apostólica” expresada aquí es decididamente  premilenial – en contra de la iglesia católica romana que mantiene una escatología amilenial.

131 Ver, e.g., Ignacio, Ef. 2:5, 4:8; 5:7-9, 20:14-16. Ni siquiera aquí un papa es mencionado. En vez de eso, se ordena sumisión al obispo local.

Tradución: Marcos Zuñiga.

domingo, 5 de junio de 2016

El Mito de la Unidad Católica


El Mito de la Unidad Católica

Por Eric Svendsen.

Los apologistas católicos a menudo argumentan que la sola Escritura produce un Protestantismo que está altamente dividido, con muy poco consenso en casi nada, con frecuencia citan cifras dudosas de 25000 denominaciones protestantes hoy en existencia. Bastante a menudo, los protestantes son caricaturizados por los apologistas católicos como que estuvieran casi en una guerra el uno contra el otro. La solución de Scott Hahn es someterse a la  iglesia católica, y de esta manera cumplir la oración de Jesús por unidad en Juan 17 ¿Qué debemos hacer con tal afirmación?

Si la pregunta fuera simplemente sobre la unidad, ningún evangélico tendría problema en unirse bajos los auspicios de la iglesia católica. Desafortunadamente, la apreciación de Hahn del problema es demasiado simplista y un poco ingenua ¿Debemos asumir que si todo el mundo estuviera de acuerdo en hacerlo, Hahn mismo se sometería a la autoridad, vamos a decir, de la convención Bautista del sur? ¡Es dudoso que esto fuera una razón suficiente para que Hahn se convirtiera! Los evangélicos tienen diferencias doctrinales fundamentales con los católicos. ¡La unidad a expensas de la verdad no es ninguna virtud en lo absoluto!  Si Hahn cree que la unidad en creencia es la marca identificadora de la cristiandad, entonces él debe contender con grupos tales como los testigos de Jehová y los mormones, ambos de los cuales usan el mismo argumento para probar que ellos son la organización divinamente señalada por Dios en la tierra. De hecho, ellos serían capaces de ofrecer una afirmación aun mayor a la de unidad  de la de Roma, porque no importa cuán unida Roma pueda estar, ella todavía tiene su grupo de teólogos, eruditos y laicos que disienten de una u otra afirmación del magisterio ¡Pero uno se vería en dificultades de encontrar un testigo de Jehová disidente!

Hahn parece disfrutar el señalar a la Reforma como la fuente de la desunión – en sus propias  palabras, anarquía- entre cristianos. La plétora de denominaciones las cuales actualmente existe dentro del protestantismo es, en su punto de vista, prueba de esa desunión. Sin embargo el niega que esta es la “prueba” que el protestantismo no es bíblico, él falla en decirlo explícitamente; el hecho de que el incluye esto en su presentación en contra del protestantismo hace difícil creer que Hahn piense de otra manera. La pregunta es ¿La existencia de tantas denominaciones protestantes constituye la “prueba” que el protestantismo no es bíblico? ¿Es el protestantismo una violación de la oración de Jesús en Juan 17?

Las respuestas a estas dos preguntas dependen de la definición que uno  tiene de unidad – Llegaremos en un momento a una definición. La pregunta más importante que necesita ser respondida es, ¿Hahn aplica la misma medida a la iglesia católica? ¿Qué tipo de unidad la iglesia católica realmente tiene?

La Actual Unidad Dentro de la Iglesia Católica

La apelación constante de los apologistas romanos a los desacuerdos doctrinales dentro del protestantismo como una señal de su ilegitimidad está en desacuerdo con la enseñanza oficial de la iglesia católica de que los protestantes son “hermanos separados” y un “medio de salvación.” Lo que eso significa hasta ahora en cuanto a lo que el católico le preocupa es que los protestantes realmente son parte de la iglesia católica que se ha separado de Roma. Los apologistas romanos no pueden por tanto hablar de la desunión protestante sin también hablar de la desunión romana; porque si lo hacen ellos están contradiciendo la misma autoridad que ellos claman como infalible.

Más allá de esto, los eruditos católicos romanos son bastantes francos sobre sus desacuerdos doctrinales dentro del catolicismo entre la posición extrema izquierda (la posición de la mayoría de los apologistas católicos romanos) y la posición central (la posición de la mayoría de los eruditos católicos). El centro del desacuerdo no es solamente uno sobre la interpretación bíblica  pero uno de la interpretación de los documentos romanos. Tal desacuerdo gira alrededor del significado preciso del concilio Vaticano II respecto a la enseñanza de la inerrancia de la Escritura. El texto de La Constitución Dogmática sobre la Revelación Divina (Dei Verbum) dice:

Pues, como todo lo que los autores inspirados o hagiógrafos afirman, debe tenerse como afirmado por el Espíritu Santo, hay que confesar que los libros de la Escritura enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas letras para nuestra salvación. (Cursivas mías)

R.A.F. Mackenzie señala que frase en cursiva significa que Dios aseguro inerrancia solo a aquellas palabras en la Escritura que están relacionadas a la salvación (ningunas otras tienen esta seguridad). Raymond Brown va más lejos cuando él hace referencia a “limitaciones religiosas e inclusive errores” en las Escrituras. Hahn (junto con la mayoría de apologistas católicos) sin duda adoptaría una posición más conservadora  que cualquiera de estos dos eruditos. El punto es, que hay tanta diversidad de creencia dentro del catolicismo, inclusive respecto a afirmaciones oficiales de la iglesia católica como la hay en la iglesia evangélica respecto a la interpretación bíblica.

Otra creencia digna de mencionar aquí es la teoría partim partin de la revelación divina promovida por algunos ultraconservadores dentro del catolicismo. Esta creencia la cual tiene su base en el concilio de Trento, mantiene que la revelación divina debe ser hallada parte en la Escritura y parte en la tradición. “Esta verdad y disciplina  se contiene en los libros escritos  y las tradiciones no escritas”. El erudito católico John Mchugh observa que “durante la primera parte del siglo veinte, la interpretación más comúnmente aceptada (de estas palabras del concilio) fue que “estas tradiciones no escritas” mencionadas en los decretos diferían en contenido de la las Sagradas Escrituras” (Cursivas mías). La mayoría de católicos hoy cree en la suficiencia material de la Escritura, y que la tradiciones no Escriturales no difieren en contenido de la Escritura y que no hay tradición católica que no encuentre su base en la Escritura. Pero esta creencia no es obligatoria en el católico, las palabras de Trento se prestan así mismas igualmente bien a cualquiera de las dos posiciones y el católico es libre de escoger una creencia en vez de la otra – resultando, por supuesto, en que los católicos romanos sostengan  creencias contradictorias sobre la revelación divina.

Entre el bufet de creencias entre las cuales escoger en el catolicismo romano, están: (1) si el registro de la creación en Génesis 1 y 2  debería ser interpretado literalmente o místicamente,  (2) si deberíamos o no creer que Jonás fue realmente tragado por un pez, (3) la rama de la predestinación  que nosotros deberíamos suscribirnos (hay tantas como cuatro), (4) si deberíamos creer o no que la Biblia contiene errores  (5) si María debe o no ser vista como Mediadora de todas las gracias, y si (6) y si ella debería ser vista a lado de Cristo dando cara a la iglesia o al lado de la iglesia frente a Cristo, (7) si el Vaticano II debería o no ser considerado un concilio infalible  (el cual invita a la exegesis moderna, acoge al protestantismo y a las iglesias ortodoxas  como iglesias cristianas y reemplaza el uso de la fuerza en la propagación de la fe), o (8) si deberíamos en cambio creer en Pio X’s Pascendi Dominici Gregis (el cual condena la exegesis moderna), Bonifacio VIII’s Unam Sanctam (la cual excluyo a todos los no católicos de la salvación) y el cuarto concilio de Letrán (el cual ordeno a los católicos a exterminar a los no católicos a no ser que ellos se retractaran), (9) si nosotros deberíamos creer ahora en la evolución  (como lo hace el papa), o la creación especial, (10) si la revelación divina viene en parte en la Escrituras y en parte en la tradición oral, o si toda la tradición tiene su base en la Escritura, (11) si la infalibilidad solamente se extiende a las declaraciones ex cátedra del papa y los concilios ecuménicos, o si los sínodos tales como Hipona y Cartago son también infalibles, (12) cual tipo de texto griego (Bizantino o Ecléctico) es el correcto manuscrito griego detrás de los documentos del Nuevo Testamento, y (13) ¡si el actual papa es un legítimo papa o no!

Añada esto a las profundas divisiones entre la diferentes sectas dentro del catolicismo, una de esas puede ser encontrada entre Catholic Answers de Karl Keating y el Centro de San Benedicto — el ultimo mencionado ha lanzado repetidamente un desafío de debate a Keating sobre el tema de Extra Ecclesiam Nulla Sallus (“fuera de la iglesia no hay salvación”). Diferencias similares de opinión sobre la enseñanza católica pueden ser halladas entre Keating y su una vez asociado Gerry Matatics  y entre Fr. Peter Stravinskas y ¡casi en todos aquellos que escriben a su publicación con una pregunta¡ La organización apologética católica St. Joseph Comunications (Comunicación San José) señala las profundas diferencias entre católicos en su comprensión del Nuevo Orden de la Misa Definida en Vaticano II y abiertamente admite que los católicos están teniendo un tiempo difícil  “tratando de entender lo que el Vaticano II enseño sobre la reforma litúrgica… ya que los documentos son vagos y son usados por todos los grupos para justificar sus propios programas”. Estas solo son algunas de la diferencias en creencias que uno puede encontrar dentro del Catolicismo Romano hoy, y es abundantemente claro que el “interpretador infalible” es para todos los propósitos prácticos funcionalmente inútil, porque aunque él puede hacer una decisión infalible sobre cada una de estas disputas, el elige no hacerlo.

A la luz de todo esto, uno queda rascándose la cabeza sobre lo que Hahn quiso decir con “unidad católica” ¿Se refería el a estar de acuerdo en creencia?  Si es así ¿Creencia en qué? ¿Estar de acuerdo en la interpretación de cada pasaje de la Escritura? Claramente este no puede ser el caso, ya que inclusive dentro del catolicismo hay un número de interpretaciones en conflicto entre eruditos respecto a muchos pasajes de la Escritura. ¿Él se refiere a unidad en doctrinas esenciales; eso quiere decir, doctrinales las cuales el magisterio ha declarado esenciales para la salvación? Si ese es el caso, entonces la unidad católica puede difícilmente ser distinguida de la unidad protestante evangélica, porque el evangelicalismo histórico también reconoce y sostiene las creencias esenciales para la fe. Los eruditos protestantes liberales que rechazan estas cosas esenciales ya no pueden ser usados como un argumento en contra de la unidad evangélica histórica que lo que su contraparte liberal católica es sostenida  en contra de la unidad católica.

¿Entonces a que se refiere Hahn? ¿Él  se refiere cuando menciona unidad que los católicos están unidos en sumisión a la autoridad del papa? Si es así, entonces los evangélicos pueden ser difícilmente acusados de desunión en su sumisión a las Escrituras, una autoridad a la cual inclusive el papa debe someterse. Si esto es a lo que Hahn se está refiriendo al hablar de unidad católica, entonces unos cuantos comentarios sobre ese tipo de “unidad” están en la orden.

Primero, Hahn parece estar confundido sobre lo que unidad es. Insistir a tus seguidores que deben obedecer o correr el riesgo de eterna condenación no es unidad, pero es uniformidad (o, ciertamente, conformidad -- quizás inclusive coerción) argumentar bajo estas circunstancias que la unidad de creencia equivale a unidad bíblica es realmente muy  ridículo. En ese caso, los mormones y los testigos de Jehová tienen  aún más derecho a reclamar  este tipo de unidad “bíblica” -- y, por cierto, ¡Eso es lo que ellos reclaman! Si Hahn argumenta que cada católico está de acuerdo sobre el significado sobre cada pasaje de la Escritura para el cual hay una enseñanza oficial de la iglesia (lo que nosotros ya hemos visto que no es el caso – inclusive su hubo una enseñanza oficial en el significado literal del cualquier pasaje de la Escritura), entonces la unidad a la cual Hahn se refiere es  redefinida. Los evangélicos podrían también tan fácilmente señalar  pasajes de las Escrituras, la interpretación de los cuáles todos los evangélicos  sostendrían. Entonces ¿Esto “prueba” la unidad evangélica?  El hecho de que tantos evangélicos pueden adherirse a creencias tan similares por sus propias voluntades es de infinitamente mayor valor como “prueba” de unidad que lo que cualquier unidad coercitiva católica podría tener la esperanza de serlo.

Si este es el tipo de unidad al que Hahn se refiere, entonces Hahn tiene más en común con los católicos nominales --- quienes asisten cada domingo a la iglesia, asienten mentalmente a las enseñanzas de la iglesia católica, pero se encuentra envuelto en deplorable inmoralidad durante el resto de la semana  -- que con el evangélico quien ha comprometido su vida a Cristo. ¿Es esta realmente la verdadera unidad pretendida por Cristo en Juan 17?  Difícilmente. En cambio, es una unidad espiritual entre los cristianos  lo que Jesús tenía en mente. Esta unidad tiene que ver con un ferviente amor el uno por el otro, un estilo de vida común y una filosofía de la vida, una ciudadanía eterna y una meta eterna en común. Muchos que mentalmente asienten a estas coas serán excluidos por no abrazarlas de todos corazón (Mateo 7:21-23). De otro lado, las diferencias en creencias en asuntos no esenciales no excluyen a nadie. La unidad institucional no podría estar más lejos de la idea de Jesús en cualquier caso.

Hay un último punto que necesita ser mencionado para poner las cosas en la perspectiva correcta. Para todas las sutiles y secundarias diferencias en el evangelicalismo, debe insistirse que ninguno de estos se compara con las profundas divisiones dentro de la cristiandad por las cuales la iglesia católica es responsable.

Es muy posible, que la obstinada arrogancia de la iglesia católica que históricamente se ha rehusado a la corrección y se ha puesto a sí misma como juez sobre todo lo que ha sido causa de mayor división  hasta le día de hoy-- desde el gran cisma entre el Este y el Oriente, hasta el cisma de la reforma (la cual realmente fue causada por un magisterio católico inmoral que se rehusaba a la corrección bíblica), hasta (mas recientemente) el cisma que guio la formación de la Vieja Iglesia Católica como resultado de la definición papal sobre la infalibilidad en 1870. Son por tanto las acciones de la iglesia católica – no el protestantismo, no la iglesia ortodoxa, la iglesia Católica Vieja las que necesitan rendir cuentas.

Es triste que la iglesia católica parezca estar ciega a este hecho, que toda la cristiandad, con una voz se pone en contra de la idea de la primacía católica, excepto por la iglesia católica misma. Es irónico que la iglesia católica pueda hablar de desunión dentro del evangelicalismo cuando, en realidad, son las creencias no bíblicas de Roma (tales como la infalibilidad del papa y del magisterio, la primacía de Roma, y muchas creencias marianas) impiden la reunión con la iglesia ortodoxa, el protestantismo y los viejos católicos –  y en resumen, el mundo de la cristiandad como un todo. Es Roma la que está separada, no el resto de nosotros.

Notas

211 Esta cifra – usualmente sugerida como 20000, 23000, 24000, o 25000 varía dependiendo de qué apologista católico la dice. Yo personalmente he pedido la fuente de esta cifra a varios apologistas católicos, incluyendo a Patrick Madrid y Bob Sungenis y hasta la fecha nadie ha sido capaz de proveerme una fuente precisa para estas cantidades. Algunos han hecho alusión al Concilio Mundial de Iglesias como la fuente; pero ni siquiera aquí la información bibliográfica fue provista cuando la pedí. Además, aun si la cifra es precisa, uno debe preguntarse como la palabra “protestante” y “denominación“ están siendo definidas. ¿Esto incluye todos los cuerpos no católicos que reclaman ser cristianos?  Si este es el caso, entonces no es de extrañarse que la cifra sea tan alta -- ¡el número de las sectas existentes  debe ser por lo menos este! Pero, por supuesto, esto es muy diferente del número de denominaciones protestantes evangélicas en existencia hoy, y el repetido intento de los apologistas católicos de usar esta cifra como argumento en contra de la unidad evangélica es en el mejor caso irresponsable y en el peor engañoso.

212 Como notamos en un capitulo anterior, los apologistas católicos hablan libremente de las divisiones en la iglesia protestante, la influencia liberal, y el “conflicto” entre denominaciones  (cf. Tim Staples, Asombrado por la Verdad,  219; Bob Sungenis, ibid., 119);  sin embargo cada uno de estas descripciones puede ser aplicada con igual fuerza a la misma iglesia católica. Las diferencias que existen entre la mayoría de las denominaciones evangélicas son del mismo tipo que las diferencias encontradas entre los Ritos, Órdenes, y otras creencias de la iglesia católica. Además, la erudición católica están plagada por el liberalismo como esta su contraparte protestante (aunque lo mismo no puede ser dicho del evangelicalismo). En lo que se refiere al “conflicto”, uno simplemente tiene que leer cualquier tema de “Catholic Answers” para hallar ejemplos de los conflictos del padre Stravinskas con otros sacerdotes acerca de puntos de dogma y costumbres (ver e.g., Vol 7/Numero 4, p. 24 o Vol. 7/ Numero 6, p.19-20). Ciertamente, todos los concilios mayores de la iglesia católica (incluyendo Trento) estuvieron llenos de “conflictos”, y raramente ha habido consenso en decisiones alcanzadas en estos concilios aun después que han sido aplazados. Ver, e.g. el dialogo durante el Vaticano I en el cual algunos de los obispos fueron escuchados diciendo  sobre su oposición  “El es Lucifer, anatema, anatema,… Él es otro Lucifer, que sea sacado” (citado en Kung, 126, 127).

213 Bob Sungenis (“De la Controversia a la Consolación,” Asombrado por la Verdad) lo cree así. El compara la “rebelión” protestante a los israelitas que se rebelaron contra Moisés en el desierto. (131-132). La diferencia, por supuesto, es que Moisés no estaba envuelto en adulterio,  indulgencias, idolatría, y otras corrupciones cuando los israelitas se le opusieron — la iglesia católica está envuelta en todo esto cuando la reforma protestante se le opuso.

214 Catecismo, Art.818, 819.

215 Capitulo III, Sagrada Escritura, Su Inspiración e Interpretación Divina, 1.1, 4-5.

216 Fn 31, edición Abbot, citado en el Catolicismo Romano, 98.

217 Ibid., 99.

218 Marshner (“What Still Divides Us?”) minimiza esta acusación en contra de la iglesia Católica aseverando que hay “manzanas malas” dentro de la iglesia católica que aún no han sido reprobadas. Pero si el papa mismo no ha clarificado este asunto de modo que sus palabras y aquellas del concilio pueden ser interpretadas en una variedad de maneras, entonces ¿En que se basa Mashner al calificar a los eruditos católicos de izquierda y centristas de “malas manzanas”? ¿Cómo puede el tener certeza de que es el quien tiene la interpretación correcta de la enseñanza oficial católica y que los liberales están en error? ¿Cómo puede estar el seguro que él no es una “manzana mala”?

219 El Decreto Concerniente a las Escrituras Canónicas, Cuarta Sesión, Concilio de Trento.

220 La Madre de Jesús en el Nuevo Testamento (Garden City: Doubleday, 1975), xxxii.

221 A pesar de que uno encuentra dificultades en hallar una pisca de creencia, respecto a la Asunción de María, la Inmaculada Concepción p, y la infalibilidad del papa.

222 Irónicamente -- y aparentemente inconscientemente – la mayoría de los apologistas católicos vacilan de una posición a otra dependiendo en qué punto ellos quieren hacer. Por ejemplo, en un debate con James White, Patrick Madrid asevera sostener la suficiencia material de la Escritura, insistiendo que la Escritura contiene todas las enseñanzas necesarias para la salvación y se explaya para asegurarse que nosotros no comprendamos mal la “posición católica” (“Does the Bible teach Sola Scriptura?” disponible en Reformation Press). ¡Sin embargo, sorprendentemente en el mismo debate, el señala al canon de la Escritura como el ejemplo de una enseñanza esencial no contenida en la Escrituras!

223 La Comisión Pontifical Bíblica de 1909 declara: “Génesis 1-3 es histórico, no una narración de ficción o mitológica, tampoco derivada de mitologías paganas, ni tampoco son alegorías,  ni parte historia y parte ficción.” Sin embargo, los eruditos católicos centristas, están convencidos que Vaticano II, concedió libertad para usar  métodos críticos para interpretar las Escrituras. Ciertamente, a la luz del apoyo reciente de Juan Pablo II  a la teoría evolucionaria (la cual requiere una lectura mítica del registro de Génesis) es difícil estar en desacuerdo con estos eruditos.

224 Esto es según al católico apologista Dave Armstrong, de un debate en Internet sobre la lista Sola L.

225 Cf. “Para Los Hombres de Pensamiento y Ciencia”, Mensaje Finales del Concilio.

226 Constitución Dogmática sobre la Iglesia (Lumen Gentium).

227 Declaración sobre la libertad Religiosa.

228 Bob Sungenis, por ejemplo, cree que el texto Bizantino es el texto correcto mientras que las mayoría de sus colegas católicos se adhieren al texto Ecléctico.

229  El siguiente texto apareció en la página web del Centro San Benedicto:

Un Desafío Abierto a Karl Keating: Octubre 26, de 1995, el Centro de San Benedicto envió un desafío de debate a Karl Keating, de Catholic Answers. Nosotros mantenemos que,  aunque él tiene la reputación de ser un conservador, el señor Keating es, de hecho, bastante liberal. Esto es por su consistente negación de Extra Ecclessiam Nulla Salus. Después de una seria de intercambios de correos electrónicos, el señor Keating se retiró del debate, mientras persistió calumniando a nosotros y a nuestra posición doctrinal en su publicación, Sobre esta Roca (sic). Un miembro de su equipo también repentinamente se salió de un debate similar, mientras nosotros estábamos arreglando los detalles. Nuestro desafío al señor Keating decía, en parte “…nosotros le desafiamos a debatir con nosotros, en Internet, en lo referente al tema de Extra Ecclesiam Nulla Salus, la doctrina de Fe que nuestro Fundador defendió y que usted rechazo en sus publicaciones. Ambos podríamos llegar a un acuerdo en poner una fecha la cual nos daría tiempo para publicitar el evento para sus seguidores y los nuestros.” Más de un año ha pasado del desafío original, y el intercambio de correos electrónicos y otra información que había posteado bajo el título “Los Archivos de Keating”  me pareció un poco fuera de tiempo. Por el momento, solo dejaremos posteado este simple desafío a Karl Keating, extracto de una respuesta a un editorial en la cual el público sobre nosotros. Este desafío, diferente del original, esta sin respuesta por más de un mes y medio: “Me gustaría a terminar esta ya largo intercambio con otro desafío a Karl: ¿Usted debatirá? El personal, el formato, y el exacto protocolo a seguir son negociables, como fueron desde un principio… ¿Lo hará usted? Usted puede enviar un correo  a Karl para sugerirle que él debata con nosotros. Si lo hace, por favor dele nuestro nombre y dirección de correo electrónico, de tal manera que usted pueda obtener una repuesta de él.

230 Ver la Página de Catholic Answers para los detalles de esto.

231 The Catholic Answer, una publicacion bimestrial de Our Sunday Visitor, Huntinton, IN.

232 Este texto apareció en un anuncio colocado en The Catholic Answers , 10 , 3 ( July/August 1996): 61.

233 Algunos apologistas católicos no dudaran en gritar faul a la sugerencia que el papa ha sido utilizado de esta manera. Pero su objeción seria injustificada. Mientras que yo estoy bien consciente que los apologistas católicos dicen que  es solo una protección negativa contra el error, y que eso no implica, por ejemplo, que el papa siempre será bueno en un examen de matemática, esta parece ser su nueva respuesta ante la mencionada sugerencia. ¿Porque no podríamos pedirle al papa que sea de arbitro en todas las disputas teológicas dentro de la iglesia? Si la infalibilidad garantiza que el papa no errara en ningún pronunciamiento oficial ex cátedra, entonces porque nosotros no podríamos presionar en el tema? ¿Porque no dejar al papa que pase un día (una semana o un mes) simplemente declarando, afirmaciones ex cátedra sobre todos los asuntos de disputa y terminar con ellos de una vez?  Después de todo, la infalibilidad garantiza que el no errara en la capacidad oficial. Técnicamente, entonces, no puede ver objeción a este requerimiento.

El apologista católico que objeta en esta situación es culpable de tener una posición sobre la infalibilidad papal que no refleja con precisión los aspectos positivos de la proclamación papal dados en Vaticano I. El texto declarara que el papa es infalible, “cuando habla ex cátedra; eso es, cuando cumple el cargo de Pastor y Maestro de todos los cristianos – en su suprema autoridad Apostólica el define una doctrina concerniente a la fe y moral para ser sostenida por la iglesia universal.” No hay nada en esa definición que excluya al papa de arbitrar todas las disputas teológicas. Ni tampoco es simplemente una protección negativa (no que eso importaría en nuestra situación hipotética – todo lo que le estamos pidiendo al papa es que hable; si él es infalible entonces el seria negativamente protegido del error y nosotros hubiéramos avanzado en nuestra búsqueda teológica.), pero también es una protección en contra del error cuando el positivamente “proclama”  una doctrina. Tampoco es irrelevante que los apologistas católicos no lleven la infalibilidad a su conclusión lógica. (i.e., pedir clarificación en cada disputa teológica). Ese hecho no milita contra la noción de que el papa, siendo infalible, debería ciertamente ser capaz de hacer esto. Simplemente no hay objeción razonable o lógica a esta demanda.

234 Cf. 1 Cor.1:13-15 y 11:17-18 es un ejemplo clásico de desunión eclesial en el Nuevo Testamento. Sin embargo tiene que ser admitido que desunión por discusiones es malo, ¿Hahn realmente quiere argumentar que la iglesia de Corinto ceso de ser la “verdadera iglesia” simplemente porque diferían en sus opiniones?

235 Esto es ampliamente ilustrado por el cisma en el Antiguo Testamento entre tribus del norte y del sur por la mala decisión de Roboam (1Reyes 12). En el esquema católico, no puede haber más de una institución de Dios visible y unificada ya que el cisma es una marca de ilegitimidad. Sin embargo es innegable el caso de que Dios no solamente trabajo a través de ambos el reino del norte y el reino del sur durante diferentes fases en la historia de Israel ¡Pero en primer lugar decreto el cisma! (1 Reyes 11:11-13; 29-39)! Tanto como a cada reino alguna vez le hubiera gustado ninguno de los dos pudo reclamar derechos exclusivos a Yahveh. Si el apologista católico insiste que debe haber unión institucional para poder ser legítimo, él también debe decirnos cuál de los dos reinos constituyo el “verdadero” Israel. Ya habiendo sido dada la definición católica de una iglesia dividida, ciertamente no pudieron haberlo sido los dos.

Tradución: Marcos Zuñiga.